Los combatientes caídos en la Guerra

Categoría: Armada (Page 31 of 40)

Rubén Isidoro Boutrón

EL ENAMORADO DEL AGUA

Por: Christopher Ceppi

El ARA General Belgrano se encontraba navegando a unas 200 millas de las Islas Malvinas, y fuera de la zona de guerra establecida. Había 1093 tripulantes a bordo, entre ellos Rubén Isidoro Boutrón, cabo principal de la Armada.

Rubén nació en Alvear, Corrientes, un pueblo ubicado en el este de la provincia y fundado en 1863 en homenaje al general Carlos de Alvear, en la desembocadura del Río Aguapey, a unos metros del río Uruguay que divide Argentina de Brasil. Allí es donde pasaba la mayor parte de su tiempo, observando a los barcos que pasaban mientras pescaba dorados y surubíes. El agua siempre iba a ser parte de su vida, de principio a fin.

“Disparen a hundir”, son las tres palabras que salen de la boca de Margaret Thatcher, primera ministra de Gran Bretaña. De los 1093 tripulantes del ARA General Belgrano, 720 hombres lograron subirse a las balsas mientras que 323 quedaron para siempre en las profundidades del mar argentino.

Rubén partió a las Islas Malvinas con el propósito de dar su vida por la patria. Su pasión por el agua desde pequeño se convirtió en una vocación de grande. Dejó a su mujer que, en ese momento, estaba embarazada de su hija. También a su hijo menor, que llevaba su mismo nombre. Una triste realidad con la que debieron convivir, pero con el orgullo de que no solo dio su vida por su país, sino también por su familia.

Osvaldo Luis Brizuela

UNA SONRISA QUE NO SE BORRA

Por: Christopher Ceppi

María Luisa camina todos los días por la calle “Cabo 1 Brizuela”, en la ciudad de La Calera, Córdoba. Es uno de los tantos homenajes que la patria y el pueblo argentino le han regalado para recordar todos los días de su vida a su hijo Osvaldo Luis Brizuela, caído en la Guerra de Malvinas, tras el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano. Osvaldo nació en la ciudad de Alvear, Corrientes, pero cuando era niño se mudó junto a su madre y hermanos a la localidad cordobesa.

Como a tantos jóvenes, a Osvaldo le arrebataron sus sueños y su futuro. Raúl, el hijo mayor de los dos que despidió antes de subirse al Crucero Belgrano, no tiene muchos recuerdos sobre su padre, pero se aferra a las escasas fotos familiares en blanco y negro y las anécdotas que le ha contado y le sigue contando su madre. Para Raúl y su hermana no hay tesoro más grande que llevar el apellido Brizuela.

Una guerra sin sentido se llevó la vida de Osvaldo, y junto a él, los anhelos de muchos. Pero su recuerdo persiste y persistirá. No es necesario que sea 2 de abril, ni que la gente recorra los 990 metros de calle que lo homenajean en La Calera, ni que pasen por el monumento que lo reivindica, para que su comunidad lo recuerden y lleve a su mente la sonrisa impoluta de Osvaldo Luis Brizuela, esa que nunca podrá olvidarse.

Delis Héctor Brouchoud

UN PICAFLOR ENAMORADIZO

Por: Santiago Croce

“Al primer hijo uno lo ama como a nadie en su vida”, dijo Lidia, la madre de Delis Héctor Brouchoud. Llegó al mundo el 19 de junio de 1951 en San José, Entre Ríos. Desde pequeño Delis fue un chico muy querido por su familia.

Su padre Héctor Brouchoud, le dio una pelota apenas nacido. Horas y horas se la pasaba pateando contra un paredón, rompiendo muebles y cuadros en toda su casa. Así fue cómo el más grande de sus dos hijos fue castigado más de una vez por romper algún vidrio.

Cursó la primaria en las escuelas Nº5 y Nº 83 de la ciudad. A los 16 ingresó a la Armada Argentina. Ya de adolescente, Delis se caracterizaba porque le gustaban, y mucho, las mujeres. Sus amigos lo cargaban con las chicas del barrio diciendo que estaba enamorada de todas, pero Manuel, su mejor amigo, siempre supo que Delis estaba enamorado de la única mujer que no le daba bola: “Se llamaba Mónica y tenía un pelo tan rubio que podía verse a dos cuadras de distancia”.

A los 17 años conoció a Martha. Comenzaron a charlar en los “asaltos”, como se llamaban a las fiestas entre adolescentes. Se flecharon y fue allí donde el amor comenzó: se casaron y hasta el día de hoy, ella asegura que sigue siendo su alma gemela, que lo guía desde el cielo.

A los 20 años, Delis debió cumplir con el servicio militar obligatorio. Pese a la poca experiencia en armas y técnicas militares, lo reclutaron para hacerle frente a las tropas inglesas que se aproximaban en suelo malvinense. Lo designaron como maquinista suboficial del Ara General Belgrano, donde falleció tras su hundimiento.

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