El soldado precoz
Por: Camila Mitre.
En el seno de San Nicolás de los Arroyos, localidad ubicada al norte de la provincia de Buenos Aires y circundada por el Río Paraná, vio salir el sol Miguel Marcelo Velázquez, un jueves 19 de noviembre del año 1964. Hijo mayor de Haydeé y de Miguel, que años después dieron a luz a María Andrea y a Gabriela.
Criados en un barrio de clase trabajadora, los tres niños compartían gran parte de su día a día. Sobre todo, Gabriela y Marcelo: “Con mi hermano jugábamos todo el tiempo juntos, éramos muy pegotes. Él era un revoltijo. No le gustaba estudiar ni un poco, nuestra mamá se volvía loca para hacer que agarrara la tarea”.
Marcelo cursó sus estudios primarios en la Escuela N° 4 “José Manuel Estrada”. Aquella alegría que Marcelo repartía a todos sus compañeros y maestros, a través de los pasillos y salones, hoy permanece perpetuada en una placa que lo recuerda.
“Le gustaba mucho jugar a la pelota con los chicos del barrio, pero no estaba en ningún club, lo suyo era otra cosa”. Su hermana hace una pausa y reflexiona: “Con el tiempo uno se va enterando de partes de la historia que no conocía, va atando cabos”. Cumplidos los 16 años, Marcelo convenció a su papá para que lo enrolara en la Armada. “Desde los 9 años, él ya jugaba con un casco de soldado y pedía que le sacaran fotos”. “Mi mamá casi los mata, no quería saber nada, es más, se enteró por una carta”, recuerda Gabriela. “Pero era lo que él quería, entonces ella también lo apoyó”. Miguel Marcelo Velázquez murió tras el ataque al crucero General Belgrano.