Las convicciones como bandera
Por: Marina Kempner.
Desde su infancia ya tenía la certeza de cuál sería su destino, con la seguridad que lo caracterizaba. Su familia lo describe como un hombre de convicciones fuertes que siempre supo que ingresaría a la Armada. Su madre lo inscribió cuando terminó la secundaria.
Luis Soria nació el 23 de abril de 1962 en Villa del Rosario, un pequeño pueblo en el que casi todos se conocen, cerca de la ciudad de Córdoba. “Lo que se propuso, lo hizo. Cuando estaba en 7° grado ya tenía decidido su futuro”, cuenta Miguel Ángel, uno de sus primos.
Luis creció rodeado de sus hermanos y primos, jugando al fútbol, a las escondidas y al resto de los típicos entretenimientos de esa época.
Miguel Ángel memoriza una tarde en especial, en la que se enojó porque Luis no lo dejó jugar. Lo corrió entre los patos y los yuyos del campo con un arma de su padrastro, pensando que era de juguete. Pero no lo era.
“Mientras estuvo en la Marina, él venía siempre acá a Villa del Rosario”. Miguel Ángel lo recuerda como un buen alumno en la escuela y una persona muy buena. Roque Luis Soria falleció en el hundimiento del crucero ARA General Belgrano, al que sentía como su casa.
“Conociéndolo por su carácter no dudaría nunca en querer ser parte de la Guerra, estar ahí”, expresa Rubén Soria, otro de los primos, que cierra: “Siempre se lo recuerda en el pueblo, se le hacen muchas ofrendas florales, es muy fuerte. Sentimos orgullo por él”.