Por: Franco Cecchini.
En el barrio porteño de Villa Pueyrredón se crió Juan Domingo Baldini, un joven que nació el 13 de febrero de 1958 e hizo la escuela secundaria en el Instituto Nuestra Señora de Luján. Antes de finalizar sus estudios ya tenía en claro que iba a ser militar. El único hijo que tenían Hedo Silverio Baldini y Antonia Riscal ingresó al Colegio Militar de la Nación a sus 18 años. Tres años más tarde egresó como subteniente de infantería.
Tuvo tres grandes amores en su vida: su madre, su novia -con quien estaba comprometido e iba a casarse- y la vocación militar para servir a la Patria. “Mingo”, como le decían sus compañeros de la secundaria, en 1982 fue a Malvinas con el rol de jefe de la 1.ª Sección de la Compañía B del RI 7. La responsabilidad de su sección fue cubrir el frente oeste de la cima del monte Longdon. Estaba combatiendo al ejército británico cuerpo a cuerpo. El 11 de junio a las 21:30 horas Baldini informó que el enemigo lo estaba atacando y que se preparaba para contraatacar. Inmediatamente después se perdió contacto con él. Reunió a un grupo de soldados y se lanzó al ataque al frente de sus hombres, seguido a corta distancia por el cabo primero Ríos. Ráfagas de ametralladoras enemigas los abatieron a ambos. Su cuerpo fue enterrado en febrero de 1983 por los británicos en el Cementerio de Darwin como un Soldado Argentino Solo Conocido por Dios. Al momento de su muerte no tenía una chapa identificatoria, la única pertenencia personal que tenía el cuerpo era una cruz con el nombre de Eleonora, su novia. En noviembre de 2019 el teniente post mortem se constituyó en el soldado 115 en ser identificado en el marco del Plan Proyecto Humanitario. Su cuerpo yace en la tumba D.C.1.4 en el camposanto argentino en las islas.
Después de la guerra, sus padres siempre buscaron a Juan Domingo. Murieron sin saber dónde estaba el cuerpo de su único hijo.