Los combatientes caídos en la Guerra

Categoría: Armada (Page 37 of 40)

Fernando Dorgambide

Un marinero desde la cuna

Por: Rocco Merani.

Fernando Dorgambide, hijo de españoles que vinieron a la Argentina en 1953, decía que quería ser marinero por su amor al mar. En 1982 falleció tras el hundimiento del ARA General Belgrano. Era un chico flaco, alto y muy serio que contaba a sus amigos con los dedos de una mano. Vivió gran parte de su vida en el barrio Sáenz Peña, en Tres de Febrero. Adoraba los deportes como el básquet o el fútbol porque simplemente le gustaba correr.

Fernando pretendía convertirse en un marino ya que la familia estaba plagada de ellos y deseaba seguir con la tradición. A los padres no les convencía la idea, pero se negaron a sacarle la vocación. Tuvo una foja de servicio impecable y entró a la Marina fácilmente.

Un día, su abuelo le dijo a la familia que regresaran a España debido a que la economía se encontraba mejor y necesitaba que su hijo manejara el negocio familiar. A Fernando lo iban a acomodar en la Marina porque el padrino de casamiento de sus padres pertenecía a la fuerza. Él respondió: “Vayan si quieren, yo me quedó. Este es mi país”.

Cuando el Ejército argentino desembarcó en Malvinas, lo llamaron a combatir. Frente a esto, sus padres se quedaron en Argentina porque él era lo único que tenían. El 19 de marzo de ese año planeaban realizar un viaje a España. Pensaron en cancelarlo, pero su hijo les dijo: “No se preocupen, vayan sin mí”.

El 2 de mayo de 1982, el ARA General Belgrano se hundió tras el ataque de un submarino inglés. Uno de sus amigos más cercanos de la infancia, Roberto Gamarra, lo recuerda en el extracto de un poema que recita cada vez que tiene la oportunidad: “Dorgambide Fernando, clase 64, navegaba a bordo del General Belgrano. Pregunten en Sáenz Peña, su barrio suburbano, en la escuelita, a los que éramos más chicos, al que arde en bicicleta a los pájaros”.

Héctor Antonio Dufrechou

Una “ratita” en Malvinas

Por: Rocco Merani.

“Era una extraordinaria persona y muy seria que empezó a laburar cuando tenía solo 12 años, mientras hacía la primaria y siguió durante la secundaria. Cuando cumplió 16 se fue a la Marina. Físicamente se parecía a una ratita por ser chiquito y flaquito”, describe María Roldan a su hijo, Héctor Dufrechou, ex combatiente de Malvinas quien falleció en el Ara Alférez Sobral el 3 de mayo de 1982, tras un ataque de helicópteros navales británicos.

La familia estaba conformada por su madre y tres hermanos. Sin que haya una figura paterna, salió a trabajar desde pequeño. Primero como verdulero, después en una pizzería. Héctor vivía en Villa Adelina, provincia de Buenos Aires, donde hizo toda su secundaria.

Ya en la niñez quería seguir la carrera naval porque sentía amor por el mar y era fanático de los barcos. Tras ser aceptado en la Marina, en 1976, debió mudarse a Mar de Ajó. La familia fue de visita y les encantó el lugar por lo que decidieron trasladarse. Allí vive actualmente la madre junto a Alberto, uno de sus hermanos.

En 1982 y tras cinco años sin verlo, les enviaron un telegrama con la confirmación del fallecimiento. “Me enteré por la radio que atacaron al buque, pero lo que menos pensé es que había muerto”, expresó la madre. El barco llevaba medicamentos a sus compatriotas.

Antes de fallecer, le escribió una carta a su familia. Al regresar a Puerto Belgrano, un compañero, de contrabando, les entregó el mensaje: “Ya estoy arriba del barco. Cuidá a los chicos mamá. Los quiero mucho”.

María tenía tanta bronca por la muerte de su hijo que decidió quemar la carta y todas las pertenencias, incluyendo su ropa. En reconocimiento a Héctor, nombraron la “Punta Dufrechou” que se ubica en el centro-este de la isla Soledad, al noreste de Puerto Argentino y al oriente de la caleta Gorrión.

Jorge Carlos Duks

Un futbolista de Primera

Por: Alan Pezo.

El domingo 2 de mayo de 1982 el ARA General Belgrano fue interceptado por dos torpedos provenientes del submarino nuclear británico Conqueror. En esa embarcación se encontraba en servicio Jorge Carlos Duks, un joven de 19 años proveniente de Sunchales. Desde esta localidad santafesina, 5 soldados fueron enviados a la guerra de las Malvinas. Tres de ellos regresaron a su hogar, pero el soldado Duks, junto a Hugo Moretto, jamás volvieron.

Su familia describe a Jorge con calidez. Para ellos, siempre fue un gran hijo y amigo. Su hermano Gustavo Luis Duks recuerda a su “compañero de habitación y de fútbol” con mucho cariño, y asegura que “era una excelente persona y muy querido por todos”.

Deportista, entusiasta y repleto de amistades, se caracterizaba por su amabilidad y tranquilidad. Antes de ser llamado para la Marina, trabajaba en una pequeña mueblería. Fue a natación en un club, a fútbol en otro y a dos escuelas distintas en su pueblo.

La noticia de que Jorge partiría a la guerra llegó por radio y de forma inesperada. “Nos enteramos después de que mi hermano iba a luchar a Malvinas, al principio no sabíamos dónde iba”, contó Gustavo. Jorge fue reportado desaparecido más de dos meses después de terminado el conflicto, lo cual, en ese entonces, era sinónimo de que se encontrara sin vida.

Su hermano Gustavo lo recuerda: “Jugábamos al fútbol juntos, él llegó a la Primera de Libertad, un club de Sunchales. Antes de irse, nos tomamos una última foto. Esa imagen es, quizá, mi último y más lindo recuerdo con mi hermano”.

Juan Miguel Escudero

El mendocino que soñaba conocer el mar

Por: Guillermo Rojas.

Humilde, ordenado y de buen gusto para vestirse. Así era Juan Miguel Escudero, nacido en General Alvear, provincia de Mendoza el 16 de enero de 1956.

Desde chico tenía claro qué quería para su futuro. Anhelaba ser marinero, desde niño le llamó la atención el mar y los barcos. Su hermano Walter también es héroe de Malvinas y detalló: “Al ser provinciano siempre quiso conocer el agua, era su sueño”. Para la gente del pueblo no era frecuente conocer el mar.

A los 14 años dejó su Alvear natal, se instaló en Berazategui y comenzó a estudiar en la Escuela Mecánica de la Armada Argentina, donde terminó sus estudios secundarios. Allí, además, se recibió de electricista y consiguió trabajo en una fábrica de motores y bobinas. También conoció a Susana Madarnas, con quien se casó y tuvo a Maximiliano, su hijo, quien actualmente forma parte de la Armada, como lo hizo su papá.

Juan Miguel y Walter se vieron antes de partir a Malvinas. Él formaba parte del batallón de infantería número 1, con base en Puerto Belgrano, provincia de Buenos Aires. Ahí, tuvieron un encuentro final y compartieron una cena. “Me lo tomé como una despedida, él me preguntó si los ingleses iban a venir y le contesté que no se iban a quedar de brazos cruzados, siempre fueron piratas”, rememora Walter.

Sus últimas palabras fueron que se cuide, que eso no era ninguna joda. También lo recuerda como un gran tipo, pero sobre todo un excelente hermano. El cabo primero Juan Miguel Escudero estaba en el crucero ARA General Belgrano el 2 de mayo de 1982, cuando los ingleses lo hundieron.

Daniel Osvaldo Esturel

El pibe que atajaba como Fillol

Por: Daniela Von Simons.

El short de Rosario Central marca Adidas que le había regalado su primo Jorge García, quien jugaba en el Canalla, fue la ropa de cabecera día a día. La rutina era simple. Salía del colegio y automáticamente se encontraba con los amigos para jugar al fútbol en la placita del barrio Industrial, de Rosario, donde hoy una calle lleva su nombre: Daniel Osvaldo Esturel.

En 1982 se convirtió en uno de los soldados convocados para pelear en la Guerra de Malvinas. Embarcó en el crucero ARA General Belgrano como cabo segundo.

Formaba parte de una familia de cuatro personas. Vivían en una casa ubicada en la calle Bahía Blanca entre Rubén Darío y French. El domicilio, a veces, era el lugar donde los fines de semana se hacían los bailes del barrio.

Cada domingo se acercaba al Gigante de Arroyito para ver a su querido Rosario Central. Aunque la plata escaseaba y no podía comprar las entradas, junto a su amigo Rafa lograban colarse. Era tan grande el conocimiento del estadio que sabía dónde estaba cada pasadizo para entrar a cada sector.

Al momento de jugar al fútbol, su amigo cuenta que siempre le tocaba enfrentarlo. Él, delantero y Daniel, arquero. Era el duelo personal de todos los días, el pibe que atajaba como Fillol -comenta Rafa- contra el fanático del “Matador” Mario Alberto Kempes. 

El 2 de mayo de 1982, aquel chico que usualmente vestía el short azul de Rosario Central y estaba a bordo del General Belgrano, fue víctima del bombardeo del submarino nuclear británico HMS Conqueror. El barco argentino se hundió y Daniel Esturel, ahora, forma parte de los 649 héroes caídos en la guerra de Malvinas.

Sixto Javier Fajardo

El hermano mayor

Por: Franco Dré.

Sixto Javier Fajardo fue un excombatiente clase 62 que nació en la localidad de  Gregorio de Laferrere, en el partido bonaerense de La Matanza. Hijo de Magdalena Dora Ruiz Díaz y hermano de Soraya Dora, fue a la primaria nº 111, la escuela que hoy lleva su nombre. La secundaria la realizó en el  colegio “Mariano Etchegaray”, de Ciudad Evita.

Su hermana Soraya lo tiene en la memoria en su vínculo con la familia porque su presencia aún perdura: “Tengo el mejor de los recuerdos, era el hermano más grande, el que nos cuidaba cuando mamá trabajaba, él ayudaba a la familia como podía porque estudiaba y jugaba a la pelota también, como todo chico”.

También rememoró cómo ella y su madre se enteraron que Javier tenía que ir a  Malvinas: “Le tocó ir a la Marina y lo mandaron a Puerto Belgrano. A mí me lo dijo antes de partir, pero mi mamá se enteró cuando ya estaba en camino. Le escribió una carta en la cual le decía que estaban practicando para lo que se venía. Le comentó que después de ese viaje le daban la baja. Nunca más nos comunicamos con él”. Días después, perdió la vida en el crucero ARA General  Belgrano, hundido por los británicos.

Alberto José Moschen

DE CHAPA Y PUNTURA, PREPARADO PARA LA AVENTURA

Por: Agustín Telias.

Alberto José Moschen fue hijo de Florencia Meza y Guillermo Moschen. Nació el 25 de noviembre de 1964 en Villa Ocampo, al norte de Santa Fe. Era el quinto de ocho hermanos. Era de estatura media, pero con un físico medio robusto, ojos castaños y pelo oscuro. Tenía mucha personalidad y era muy alegre. Buscaba estar bien vestido con la ropa de la época. Las pastas eran su comida favorita. Si bien no le gustaba el deporte, era hincha de Boca por su familia.

Había un sueño que lo desvelaba: recorrer Argentina junto a su mejor amigo, Roli, con quien compartió gran parte de su vida. Amigos desde muy chicos, hicieron el Servicio Militar Obligatorio en el mismo lugar y fueron a las Islas Malvinas, pero allí no pudieron encontrarse.

En el colegio no le fue muy bien: repitió cuatro veces el primer año. Estudió en la Escuela Nacional 110 de Villa Ocampo, donde asistió de noche debido a que durante el día se la pasaba trabajando en un taller ubicado en Avenida San Martin y Boulogne Sarmiento. Allí hacía trabajos de chapa y pintura, las dos actividades que más le apasionaba. De hecho, en el Regimiento 12 de Corrientes donde llevó a cabo el servicio militar, pintaba cañones y colaboraba con trabajos de chapista.

 Alberto Moschen tenía 18 años cuando le tocó ir a las Islas Malvinas a defender su patria. Falleció el 28 de mayo de 1982 a las 07:30. Una ráfaga de una ametralladora inglesa lo acribilló junto a un cabo. Está enterrado en el cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.

Carlos Gustavo Mosto

SOLDADO DE DIOS

Por: Agustín Telias.

Carlos Gustavo Mosto tenía 23 años cuando fue a las Islas Malvinas. Hijo de Blanca Lila Alberto y Héctor Alfonso Mosto, fue el quinto de seis hermanos y era oriundo de Gualeguaychú, Entre Ríos.

Alto, rubio, de ojos claros, carismático, creyente en Dios. Alegre; siempre andaba con una sonrisa. Hizo la primaria en la escuela Rawson y la secundaria en la Normal, luego estudió Medicina en La Plata, ya que su sueño era ser médico. Subsistió gracias a que limpiaba colectivos y vendía verduras.

Estaba rodeado de amigos y le encantaba hacer travesuras con ellos. Era feliz jugando a la pelota, aunque fuese medio patadura. Los domingos Iba a misa con su familia.

A Carlitos, como le decían, le gustaba mucho cocinar pasteles y su comida preferida, además de lo dulce, eran los zapallitos rellenos que le hacía su mamá cuando volvía a su amado Gualeguaychú después de estudiar.

En el cuarto año de medicina rindió mal una materia y debió volver al servicio militar con la clase 62, que había pedido una prórroga para seguir la carrera. El 9 de abril estaba reunido junto a toda la familia y una vecina fue con una radio a avisarles que estaban llamando a los de la clase 62 para ir a Malvinas. Mosto decidió ir, sintiendo orgullo de servir a su patria y a Dios.

Ese mismo día se dirigió a la terminal de su ciudad. Estaba vestido con una campera y un pantalón de jean. Sus ojos miraban al piso, las manos en el rostro. Desde entonces nunca más volvió a ver a su familia.

Guillermo Raúl Ojeda 

El hermano mayor

Por: Conrado Corba.

Guillermo Raúl Ojeda nació el 23 de mayo de 1962 en la ciudad de Corrientes. Era el mayor de seis hermanos (tres mujeres y tres hombres), hijos de Paula Francisca Borda y Guillermo Ojeda. Era de complexión atlética, morocho, con orejas chicas, pelo rizado, 1,65 de altura y tenía como hobbies practicar boxeo, karate y andar en moto.

Su hermano Pablo recuerda una anécdota que demuestra cómo era. Guillermo tenía 17 años cuando en un bar conoció a una chica de 14 que estaba nerviosa y llorando porque querían hacerle daño. Él escuchó todo, se acercó a la adolescente para contenerla y ella le contó que sus papás la habían echado de su casa. Ojeda le ofreció hospedaje en la suya y la muchacha aceptó. Con el tiempo los padres de ella se enteraron, la hicieron volver a su casa y tildaron al ex combatiente de “negrito barato”.

Guillermo fue a la guerra para evitar que lo hiciera uno de sus hermanos, quien ya estaba prestando el servicio militar obligatorio en Río Gallegos. En pocos días llegó la cédula de citación para presentarse a la Tercera Brigada de Infantería de Curuzú Cuatiá, Corrientes. Al despedirse de su madre le dijo: “Río revuelto, ganancia de pescador”, ya que él quería utilizar el conflicto para hacerse valer y respetar.

Guillermo Raúl Ojeda falleció el 14 de junio –cuatro horas antes del final de la guerra– según lo comunicado a la familia, aunque en distintos sitios figura el 10. El informe de la autopsia señaló que recibió el impacto de un mortero y heridas de bala de fusil en la pierna derecha. Fue identificado gracias a un estudio de ADN realizado a sus hermanos en 2018.

Roberto Tomás D’Errico

Un amigo inolvidable

Por: Pedro Duffau.

Roberto Tomás D´Errico nació el 28 de junio de 1962 y vivió toda su niñez en Paso de Rey, Moreno, provincia de Buenos Aires. La familia D´Errico era muy trabajadora y estaba compuesta por su padre Roberto Tomás y su madre Rosa Liria. César, su único hermano, tres años mayor quien lo protegía y aconsejaba. Siempre tuvieron una relación muy cercana, tal es así que un día Roberto le confesó: “Voy a hacer mi casa arriba de la tuya así nuestros hijos se crían juntos”.

“Pichi”, como le decían en el barrio y que significa “pequeño” en Mapuche, tenía muchos rulos, altura promedio, ojos verdes y tez morena. En su infancia le encantaba subir a los árboles, montar a caballo, jugar al fútbol, andar en bicicletas o hacer cualquier actividad al aire libre.

Un amigo de la escuela primaria “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”, Darío Benítez, rememora: “Roberto fue como un hermano de la vida. Era puro corazón y el valor de la amistad lo tenía marcado a fuego”.

Era muy simpático, alegre y cariñoso, amigo de sus amigos, con quienes le gustaba ir a bailar. Fanático de River como toda su familia y albañil al igual que su padre. Su cuñada Gloria Benítez lo describe: “Roberto era muy enamoradizo. Se quería casar con todas las chicas”.

En la Guerra de Malvinas, “Pichi” viajaba en el buque ARA “Alférez Sobral”, que tenía como misión el rescate de dos aviadores de la Fuerza Aérea. En la madrugada del 3 de mayo de 1982, el barco argentino fue atacado con misiles Sea-Skua de las fuerzas británicas. El primer disparo lastimó su brazo izquierdo. Fue en búsqueda de auxilio al comedor del barco donde lo asistió el médico de la tripulación. El segundo ataque terminó con su vida.

Roberto Tomás D’Errico será recordado, hasta la eternidad, por el valor de su amistad.

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