Los combatientes caídos en la Guerra

Categoría: Armada (Page 28 of 40)

Héctor Basilio Correa

Marinero de corazón

Por: Martín Río.

Llegaron los últimos días de marzo en 1982 y al militar y maquinista de 32 años le comenzaron a venir muchos pensamientos negativos. No era para menos: debía ir a defender a su patria, a su tan querida Argentina, nada más ni nada menos que ante una potencia mundial como Inglaterra. “Nos decía que tenía un mal presentimiento, que no creía poder volver. Y así se despidió de su familia, porque desde un principio creyó que iba a ser muy difícil ganar la guerra”, cuenta su hermana Marta Correa.

“Ya de chico siempre quiso ser militar. Más precisamente desde los 14 años cuando comenzó en la Escuela Naval Argentina. Siguió los pasos de sus dos tíos, quienes también pertenencían a la Armada y compartían la misma pasión”, comenta su hermana.

H. Correa

Héctor Basilio Correa nació el 22 de agosto de 1949. Alto, de gran porte físico y bastante robusto. Su mayor sueño era trabajar en la Marina y colaborar con su familia, más precisamente a su madre, su mayor debilidad afectiva.

“Mi hermano era muy buena persona, un hombre de muchos valores que se preocupaba constantemente por su familia. Siempre estaba buscando la manera de poder ayudarnos a salir adelante”, agrega Marta Correa.

Su hobbie preferido era jugar a la pelota. Fanático de Boca, cuando podía seguía muy de cerca la campaña del Xeneize y aprovechaba sus tiempos libres para jugar algún partido con sus amigos.

Como tripulante viajó por varios países, una de las cosas que más le gustaba de su trabajo. El 2 de mayo de 1982 falleció luego de que los ingleses atacaron el crucero General Belgrano. Dejó de latir, su corazón de marinero.

Rubén Norberto De Rosa

UNA VIDA DE AMORES

Por: Leandro Gambino.

Rubén de Rosa, o más conocido como el “Patito Matemático” por sus problemas con los números. Vivía en el barrio San José que pertenece al municipio de Almirante Brown. En Lomas de Zamora también pasaba otra faceta de su vida, tenía a su novia que lo amaba con locura y que lo esperaba para contraer matrimonio a la vuelta de la guerra.

“Así como los barrios porteños te vieron jugar desde pequeño, acá te vimos salir de franco, esos francos que conseguías con gran esfuerzo, lo cual nos lleva a pensar muchas veces que tenías una fiesta en la cual te esperaba tu chica. Pero en realidad, tu interés en salir era para arreglar tu tan querida bicicleta”.  Con esas palabras lo despidieron sus compañeros de camada.

Tenía un objetivo claro cuando volviera de la guerra: terminar la casa que estaba construyendo junto a su novia. Poder disfrutar, después de tanto esfuerzo, su nidito de amor para compartir el resto de la vida con ella.

“Era un excelente pibe, muy cariñoso con toda su familia. Muchas veces nos rajábamos del trabajo para venir a casa a tomar mates”, cuenta Mario, quien no sabía que sería la última persona que lo vería antes de su fatídico final.

Rolando, compañero de De Rosa, lo recuerda: “Yo lo conocí en el año 1978 cuando tuvimos el problema con Chile en Río Grande por cinco meses. Ya en 1982 convivimos en el Crucero Belgrano con diferentes rangos. Como jefe era buenísimo y muy buena persona, se lo sintió mucho cuando falleció”. Y se lo sigue sintiendo, cuando se lo piensa atravesado por sus cuatro grandes amores: su novia, su carrera, las matemáticas y claro, su bicicleta.

Orlando Adrián Escobar

De Punta Alta a la eternidad

Por: Gianluca Cimino.

El 24 de octubre de 1953, en Punta Alta, provincia de Buenos Aires, nació Orlando Adrián Escobar, quien aprendió a sacrificar su vida antes de vivirla. Malvinas no fue la excepción.

El Cabo Principal fue a la guerra con honor y miedo. En 1981 Adrián tenía 29 años y cumplía el servicio militar en la Base Naval Puerto Belgrano. Después de dos meses de instrucción lo destinaron al crucero General Belgrano, buque insignia de la Armada Argentina. El 16 de abril de 1982 partió con su tripulación rumbo a las Islas Malvinas.

Luego de algunas operaciones en alta mar, el crucero fue interceptado fuera de la zona de exclusión por dos torpedos del submarino británico Conqueror que provocaron su hundimiento el 2 de mayo. El cabo primero estaba durmiendo; media hora antes había cambiado el turno. Su compartimiento se encontraba en proa y dormía en la tercera cama. El primer torpedo pegó en popa y el impacto lo tiró al piso. En ese instante se cortó la comunicación, no había electricidad y nadie podía escuchar las órdenes. Sintió que otro torpedo había alcanzado al crucero.

“No puedo transmitir el dolor que sentí, no puedo hacerles vivir esa experiencia; me alegra tener el suficiente coraje de no ponerme a llorar”, expresó el compañero de Adrián, Daniel Agüero, en su relato detallado y dramático.

Daniel Araya, tripulante de la embarcación, recuerda a su amigo: “Todos tienen que saber que Adrián Escobar era una persona muy valiente y fuerte; teníamos un grupo de combatientes, un grupo de ciudadanos de esta tierra que fueron a pelear un día por nuestro territorio, por la herencia de nuestros hijos”.

Ramón Vicente Fabián

Héroe salteño y solidario

Por: Tomás Costa.

“El era un buen hijo, buena persona y humilde con todos los vecinos y especialmente con la gente indigente”, comenta su hermana, Silvia Nancy Fabián.

Ramón Vicente Fabián nació el 17 de febrero de 1963 en General Güemes, localidad de la provincia de Salta, hijo de Carmen Gómez y Nicolás Fabián. Desde chico soñaba con pertenecer a la Marina y por eso decidió ingresar al servicio militar a los 18 años.

R. Fabián

Con solo 19 fue convocado por sorteo a la Armada y su destino fue el crucero ARA General Belgrano: “Lo mandan ahí porque estudiaba en una escuela técnica y tenía experiencia en mecánica”, cuenta su sobrina Belén Fabián.

El 16 de abril de 1982 partió rumbo a la Base Naval Puerto Belgrano, con la ilusión de volver. El 2 de mayo el crucero fue atacado por un submarino britanico: “Mi hermano estaba saliendo de bañarse; fue en ese momento que comenzaron los bombardeos, en total fueron tres misiles. Con el segundo empezó a entrar agua y en el tercero se les cayó la estantería, ahí quedó mal herido. Sus compañeros lograron sacarlo del buque, pero lamentablemente falleció en las balsas”, explica Silvia.

Ramón Vicente Fabián es conmemorado en su provincia natal: una de las plazas de su ciudad lleva con orgullo el nombre de un héroe que, con orgullo y pasión, defendió el territorio argentino.

Justo Silverio Falcón

Un pibe que se volvió referente

Por: Martino de Diego.

El ex soldado infante de Marina nacido en 1962 en Pampa del Indio, Chaco, tuvo que aprender a los 20 años a usar un arma y combatir en la Guerra de Malvinas. Según su hermana Antonia, sus camaradas cuentan que fue una persona que cuando estuvo en pie siempre intentó dar lo máximo: “Se destacó por ser un referente entre sus compañeros, su compromiso, sacrificio, valentía y franqueza”.

Justo Falcón

La familia nunca supo nada durante 36 años, hasta que un veterano y compañero publicó e informó vía Facebook su desaparición y fallecimiento. El informe británico indicó que Justo Silverio Falcón fue identificado y enterrado en el cementerio militar argentino de Darwin, en la tumba A 1 18. Perdió su vida cuando un misil enemigo impactó en la mañana del 12 de junio de 1982 cerca de donde recargaba sus armas. Antonia recalcó: “Viajé en 2010 a Darwin y me tuve que conformar con prender una vela, porque no encontré su nombre entre todos los caídos”. Su madre Ángela –fallecida en 2001– y sus trece hermanos de sangre más dos de crianza mantenían la fe intacta de que iba a aparecer con vida.

Nunca quisieron homenajes ni placas, ya que no encontraban su tumba y su desaparición, hasta 2018, fue una incógnita. Antonia contó que nadie de la Secretaría de Derechos Humanos o la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas les informó sobre lo sucedido: “Todos los 2 de abril vienen de las escuelas a buscar más información y no sabemos lo que pasó. No podemos reconstruir la historia completa”.

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