Los combatientes caídos en la Guerra

Categoría: Armada (Page 27 of 40)

José Antonio Gaona

Compañerazo, hasta el útimo suspiro

Por: Nicolás Canosa.

Era 2 de mayo de 1982 a las 16:02 cuando un torpedo proveniente del submarino nuclear británico HMS “Conqueror” impactó en el ARA General Belgrano. Entre tanto caos y descontrol, José Antonio Gaona o “Pedro”, como le decían sus amigos de la secundaria por una novela famosa de aquella época, no corrió. Ni quiso salvarse solo. Al sentir que estaba ileso decidió seguir ayudando a los heridos y negarse a ir a las lanchas salvavidas, a pesar del pedido de un compañero. Esa fue la última vez que lo vieron.

¿Quién era José? “Un chico normal, muy inteligente, quizá más maduro que sus compañeros, ya que ayudaba a su padre en su trabajo de albañil ”, lo definió Carlos, su amigo de la Secundaria Enet 1 de Villa Ballester. Lo caracterizaba su bondad, su solidaridad, su buen compañerismo y esto se vería reflejado en sus últimas acciones antes de morir.

José Gaona

Sus padres paraguayos de origen humilde lo trajeron al mundo el 28 de febrero de 1962, en el partido bonaerense de San Martín. Era tan fanático de Independiente que iba todos los días a la escuela con una corbata roja.

Un año antes de su trágico final lo llamaron para hacer el Servicio Militar Obligatorio. Tuvo la posibilidad de pedir una prórroga debido a que se encontraba en cuarto año de la secundaria, pero a diferencia de muchos de sus compañeros no le interesaba continuar estudiando.

En la Marina cumplió uno de sus sueños: navegar y conocer distintos lugares. Era muy feliz porque le encantaba el mar, pero tenía un objetivo en mente: embarcarse en el ARA General Belgrano. Parecía que su destino ya estaba escrito.

En San Martín le dedicaron un paso a nivel con su nombre y una placa lo recuerda a él y a otros ocho soldados caídos.

Jorge Enrique Cicotti

SER SOLDADO NO TE TRANSFORMA EN HÉROE

Por: Manuel Pérez.

Uno de los peores lugares en donde puede caer el periodismo es en la generalización. Ahí se regulariza lo extraordinario o se condena indiscriminadamente, sin importar el merecimiento de tal condena. A lo largo de la investigación para escribir este perfil, varios entrevistados enfatizaban en “héroes caídos” cuando preguntaba por los caídos en Malvinas. El caso de Jorge Enrique Cicotti es diferente.

“Combatimos a los terroristas hijos de puta”, le comentó Cicotti a su primo tiempo después de volver de Tucumán, provincia donde se instalaron los primeros Centros Clandestinos de Detención, siete años antes de Malvinas.

En la guerra no sólo combatieron jóvenes indefensos y obligados, sino que también participaron los militares encargados de gestar la época más terrible de la historia argentina.

Huerfano y negro, Jorge se habituó a escuchar frases como: “Fue y buscó al más barato”, desde la parte más conservadora de su familia adoptiva. El colegio tampoco fue un lugar de resguardo para él, debido a las múltiples peleas y los malos resultados académicos.

Ciccotti creció siendo un joven incomprendido y canalizó sus odios e inseguridades de la peor manera posible. “Cada persona es lo que hace con lo que hicieron con ellos”, fue una de las frases que formuló el filósofo Jean-Paul Sartre. En pos de no aceptar que la generalización es inevitable, un análisis sobre las Fuerzas Armadas guionado por Raphael Bob-Waksberg aclara: “Tal vez algunos son héroes, no necesariamente todos. Seguro muchos son idiotas. La mayoría de la gente lo es y no es como darle una pistola a un idiota y decirle que está bien matar gente de repente lo transforme en héroe”. Ser soldado no te transforma en héroe, sino cómo se encara la tarea.

Oscar Aldo Colombo

Futbolero, estudioso y con una esperanza trunca

Por: Matías Gurtman.

“No queremos que se olviden de esos 649 héroes, acá en Esperanza tenemos dos, Oscar Colombo y René Müller; tenían 18 y 19 años y dieron sus vidas por la patria, es más, sus padres ni los pueden llorar porque sus cuerpos quedaron en el fondo del mar. Sería terrorífico que se olviden porque dieron lo más preciado que tenían”, señaló el ex combatiente de Malvinas Hugo Landoldt en un homenaje.

Aquel chico de 19 años de cabello castaño y estatura media que le gustaba estar junto a su familia nació el 26 de agosto de 1962. Oscar Aldo Colombo, fanático del fútbol, atravesó toda su infancia en el Barrio Oeste, de Esperanza, Santa Fe, donde vivía en una casa humilde junto a sus padres, Aldo y Zunilda, y su hermano Raúl.

O. Colombo

En su ciudad, su legado será recordado por siempre como un joven humilde y compañero. Allí, se construyó la Escuela Nº371 “Soldados de la Patria Colombo-Müller”, que año a año lo inmortaliza con diversos homenajes, y se puso su nombre a una de las calles principales.

Estudió en el Colegio San José y se egresó de Bachiller en 1979. Con una gran disposición hacia el estudio, obtuvo el título en Capacitación Comercial. Sin embargo, su ilusión universitaria se vio truncada al poco tiempo de comenzar en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral, al ser llamado por la Armada el 3 de agosto de 1981.  Pese a los obstáculos, Oscar no quería dejar de lado el estudio y en su instrucción realizó un curso de radiotelefonista. Fue enviado al crucero ARA General Belgrano, donde cumplía servicios de funcionamiento. El 2 de mayo de 1982, tras un bombardeo de los ingleses, sus sueños quedaron sumergidos en el Mar Argentino junto al de otros 322 tripulantes. Su baja del servicio era el 2 de octubre de 1982, el mismo día que su hermano cumplía años.

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