El hijo de San Nicolás

Por: Lucas Valenzuela.

Alegre, romántico, compañero y laburador, así recuerda Leticia Pallares a su hermano Víctor Daniel, caído en combate en la guerra de Malvinas. “Cochi”, apodo que le puso su familia cuando era un niño, es el tercero de cinco hermanos. Todos eran muy unidos, especialmente los varones: Roque, Rodolfo y Víctor, quienes solían escaparse de la escuela para jugar a la pelota en su San Nicolás natal. Era fanático de Independiente y cuando sobraba tiempo también jugaban al pool, en el que “Cochi” se destacaba.

Un muchacho alto, apasionado por la fotografía. Recorrió lugares como Ushuaia y La Quiaca de la mano de su cámara, que lo acompañaba a todos lados. Le encantaban las empanadas tucumanas que hacía su madre, oriunda de allí. Y siempre estaba predispuesto a ayudar en el taller mecánico a Roque, su papá. “En esa época no se preguntaba qué carrera estudiar, era otro tipo de crianza, había que rebuscársela y el taller le gustaba mucho”, recuerda Leticia, hermana menor. Se llevaba bien con la carpintería; al haber ido a un colegio técnico, varios muebles que hacía terminaban en su casa, como regalo para la familia.

Leticia lo describe como un romántico. “Cuando era más chica en el cementerio veíamos flores y cartas de chicas que supuestamente eran sus novias, él era muy enamoradizo”. Cada vez que “Cochi” volvía del servicio militar, Leticia le batía el café mientras su madre le dejaba la ropa impecable para el día siguiente. “Era muy elegante y prolijo, le gustaba estar bien vestido”, recuerda su hermana.

Murió a los 20 años, arriba del crucero General Belgrano. Cierra Leticia, con un nudo en la garganta: “El velorio de mi hermano lo hicimos en casa, duró tres días, eran más de once cuadras repletas de personas… Víctor era el hijo de todos”.