EL NENE QUE AMABA A LOS PÁJAROS
Por: Micaela Medina
Rubén Darío Caticha, nacido el 15 de enero de 1962, fue el tercer hijo del matrimonio entre Jorge Caticha y Nélida Rosa Rossi. Papá sirio y mamá hija de italianos. Ya en sus orígenes tiene algo de guerrero en la sangre: era oriundo de Chacabuco, localidad bonaerense que lleva ese nombre en homenaje a la batalla librada en el Cordón de Chacabuco por el Ejército de los Andes, decisiva en la liberación de Argentina, Chile y Perú.
Desde chico amaba los canarios y loros, de hecho, adoptó algunos como mascotas. También practicaba natación. No terminó sus estudios por decisión propia; prefería hacerse en la práctica diaria del trabajo. Comenzó en una imprenta de su localidad, donde fue ascendiendo y ganándose el cariño del barrio. Hoy, un pasaje lleva su nombre.
El 2 de agosto de 1981 fue sorteado e ingresó al servicio militar para hacer tareas de mantenimiento en la Marina. Rubén pudo haber elegido no hacer el servicio al tener un conocido que le brindaba esa posibilidad, pero decidió hacerlo por voluntad propia. Se lo veía contento. Viajaba, conocía lugares nuevos y estaba orgulloso de defender a su patria.
En febrero de 1982 nació su sobrino, hijo de su hermano mayor Horacio, quien designó a Rubén como padrino de Fernando. En aquel momento, tal vez intuyó algo y prefirió no tomar ese lugar y dárselo a Mario, el del medio: “No creo poder estar para el bautismo, tengo que embarcar en abril”, recuerda sus palabras, entre lágrimas, Horacio.
Los primeros días de abril subieron al crucero General Belgrano. Aunque no estuvieron en Malvinas, siempre merodearon la zona y llegaron a Ushuaia para reabastecerse. El 2 de mayo se produjo el ataque y posterior hundimiento. Días después, encontraron su cuerpo junto a siete compañeros que no soportaron las heladas temperaturas del mar.