EL PIBE FAMILIERO QUE NO SE DESPEGABA DE SU TÍA

Por: Tomás Ferreri

Vivía en la calle Los Mayas, en el barrio bonaerense de Ituzaingó, con su madre, su padre y dos hermanas. En 1979 la familia de su tío, compuesta por su tía y primos, tuvo que mudarse a Ituzaingó por problemas personales. A partir de ahí José Daniel Cardozo empezó a tener una rutina más familiera y generó un vínculo muy especial con su tía Daniela; él era su favorito, su “popochito” como lo llamaba ella. Él, por su parte, la amaba.

Era todo felicidad; a José le encantaba pasar el tiempo en casa de sus primos. Iban a La Gaona, plaza de Ituzaingó y jugaban carreras, merendaban y disfrutaban de la infancia.

A medida que José creció, entendió que no todo sería color de rosas. Sus padres no le permitían hacer muchas cosas solo y lo acompañaban a todos lados. La confidente de este malestar era su tía, quien siempre cumplió un rol de refugio.

Fue al colegio Manuel Belgrano y no llegó a tener novia, aunque tampoco le importaba. Le gustaba cocinar y uno de sus hobbies era hacer churros con Daniela. Era un chico sano y comprometido.

La obligación de ir a la Guerra de Malvinas sorprendió a José y a todos sus seres queridos. José Daniel Cardozo iba arriba del Crucero General Belgrano aquel 2 de mayo cuando fue atacado por un submarino atómico inglés. Para su familia nunca nada fue igual a partir de ese día.