El joven rivadaviense recordado con orgullo
Por: Marcos Outes.
Cuando Gerardo Nicolás Miranda paraba para comer y descansar durante la cosecha de durazno, jugaba al truco en pareja con su hermano Carlos con quién se cansaba de ganar y reír: “Teníamos 13 ó 14 años y un tío nos había enseñado a hacer señas con los dedos que los rivales no sabían”, recordó.
Gerardo nació en Los Campamentos, departamento de Rivadavia, Mendoza. Allí tuvo una linda niñez y adolescencia. Cooperaba en las cosechas y los momentos de diversión y risas nunca faltaron. Su amigo Mario Luis Pagano contó que jugaban a las bolitas, al hoyo-pelota y al fútbol en el Club Social Gargantini. Además, cazaba pajaritos: “Agarramos tijeretas, gorriones y tordos”. También solía jugar al metegol los domingos.
Desde pequeño era muy respetuoso, a eso había que sumarle su nobleza y generosidad: “Todos guardan recuerdos lindos de él”, dijo Carlos Miranda. Por su parte, Mario lo tiene presente como un “gran amigo y muy buena persona”. Su trabajo rural era duro, con la cosecha de duraznos, uvas, aceitunas y ciruelas. Esa personalidad y actitud eran las necesarias para seguir una carrera en la escuela de Mecánica de la Armada, quería llegar a ser Suboficial Mayor: “Le apasionaba la Armada”, destacó su hermano. Era su proyecto junto con el deseo de progresar.
A “Zorrito”, como le apodaban, le encantaba la música popular de Palito Ortega, Leo Dan y Sandro. Su comida favorita eran “los ñoquis de mamá”. Era hincha de Racing, por herencia de su padre Nicolás. Solía vestir con jeans y camisas.
Gerardo fue a la guerra de Malvinas con tan solo 19 años, iba a cumplir 20 el 29 de julio. Le tocó el Buque Ara General Belgrano como cabo segundo y su especialidad fue la de artillero. Carlos fue al destructor Piedra Buena, escolta del barco donde estaba su hermano. “El miedo no existía, en la Escuela de Mecánica habíamos jurado seguir a la bandera y defenderla hasta perder la vida”, recordó Carlos.
El Ara General Belgrano fue hundido por el submarino británico HMS Conqueror el 2 de mayo de 1982, de los 1093 tripulantes fallecieron 323. Victoria Paez y Nicolás Miranda, padres de Carlos y Gerardo, se enteraron de la noticia por los comunicados oficiales.
Gerardo es recordado en cada aniversario de Malvinas en Rivadavia: “Me llena de orgullo que hasta hoy se lo recuerde. Maestras y directores le hablan a sus alumnos de él para que no lo olviden. Incluso, el intendente lo recuerda en cada acto del 2 de abril”, comentó Carlos. Una canción de “Los Trovadores de Cuyo”, menciona a los 17 caídos mendocinos, entre ellos Miranda.