LA VIDA ENTRE EL ARTE Y LA ARMADA

Por: Guido Fernández Castillo

Su familia era muy importante para él, todo lo hacía por su madre y al ser el mayor de sus seis hermanos, era su héroe. Cada vez que regresaba de vacaciones de su Salta natal era una alegría para toda su gente. A su casa sólo podía ir para desarmar la valija y pegarse una ducha, porque ya tenía que ir a visitar a sus amigos. Bernardino “Uki” Campos era una persona muy alegre, sociable y sana. Se interesó mucho en la rama artística: abrió un estudio fotográfico en Punta Alta y comenzó a coleccionar discos de música clásica, libros de arte y pinturas.

En su trabajo de cabo principal artillero, Bernardino ya había estado a punto de morir en 1978, cuando en un enfrentamiento con Chile en el Canal de Beagle recibieron ataques de buques del país vecino. En ese momento, aceptó que iba a dar su vida por la patria.

En 1982 ya tenía pensado retirarse de la Armada y dedicarse a su pasión por la fotografía, pero recibió la convocatoria para abordar el Crucero General Belgrano. Pese a ser consciente de los riesgos que implicaba, jamás dudó en embarcarse.

A la Guerra de Malvinas fueron cuatro de sus hermanos y todos sobrevivieron: uno en la Armada, otro que era conscripto, uno en la reserva y su hermana en la reserva del Hospital Militar. Su madre no pudo dormir durante el conflicto. Sintonizaba la radio chilena para enterarse de lo que pasaba, porque el gobierno argentino ocultaba la información. Esto hizo que se enterara días antes del hundimiento del Crucero en el que estaba su hijo. La peor noticia llegó cuando le comunicaron que Uki había muerto a sus 32 años y que debía prepararse para recibir su cuerpo. Así, Bernardino Isidoro Campos dio la vida por la patria, como siempre supo que sería.