De electricista a héroe nacional
Por: Tomás Nahuel Portillo.
Desde chiquito Héctor Omar Gorosito mostró su pasión por la mecánica y los motores y un sueño principal: servir a la patria.
Nació en Saladillo, provincia de Buenos Aires y a los 3 años su familia se mudó a Avellaneda. La primaria la hizo en la escuela 28, de Quilmes, y el secundario en el Instituto Militar de la Aeronáutica (IMPA). En 1979 ingresó a la Armada donde estudió la carrera de técnico electricista y en pocos meses fue destinado al crucero ARA General Belgrano, en los alistamientos posteriores al conflicto limítrofe con Chile por el canal de Beagle.
“Era un chico de pocas palabras e introvertido, una increíble persona y muy servicial”, recuerda su prima Marita Rimolo. En 1982, antes de partir a la guerra, Héctor tuvo un último momento con su papá de nombre homónimo: “Papi, no vayas a cambiar, quiero que siempre seas como sos, como te conoce todo el mundo, cuidá a mamá y a mi hermana, que yo voy a una guerra”, recordó Héctor Gorosito en el libro “Calles y espacios públicos de Saladillo”. Su papá le pidió en vano que se quedara: le contestó que iría a defender su patria y que no le importaba si tenía que morir en el intento.
El 16 de abril zarpó en el Belgrano rumbo al Teatro de Operaciones del Atlántico Sur. Tras el hundimiento, sus papás buscaron incansablemente alguna noticia por oficinas y hospitales militares. Recibieron múltiples malos tratos y falta de respuestas hasta que varios días después unos oficiales se presentaron en su casa para informarles que su hijo nunca había regresado.
El recuerdo de Héctor se mantiene activo en su ciudad natal, donde cuenta con el título de Ciudadano Distinguido Post-Mortem y el nombre de una de sus calles. Además, en 2020, se estableció que el 3 de agosto, fecha de su nacimiento, es el “Día del Veterano de Guerra de Saladillo” para que nunca nadie pueda olvidar a Héctor Omar Gorosito.