UN DORREGUENSE CON SUEÑOS DE FÚTBOL
Por Manuel Pérez.
El crucero General Belgrano se llevó una gran cantidad de caídos en la Guerra de Malvinas. Entre ellos estaba Omar Cisneros, héroe en su querido Coronel Dorrego, al sur de la provincia de Buenos Aires.
Desde muy chico, sintió una gran afinidad con la Armada Argentina. Con el título de la primaria todavía fresco, se enlistó en la carrera de Suboficial de la Flota de Mar del Ejército.
A las tardes de pelota en el potrero ubicado enfrente de su casa -“La cancha del monte”, como la llamaban- las reemplazó por la dura vida del cadete militar. Pero Omar las aceptó gustoso.
Aunque sentía amor por el deporte y soñaba con explotar sus virtudes futbolísticas, creía que lo mejor sería formar parte del Ejército, aun cuando podría significar una menor frecuencia en las visitas a su pueblo.
Tras la mudanza familiar a Punta Alta se le había dificultado regresar de manera reiterada a Dorrego, pero Cisneros no quería perder sus raíces e hizo todo lo posible para volver.
Ya como estudiante naval confirmó que la vocación que sentía por el servicio militar no era un error.
A diferencia de muchos combatientes, no fue el azar o la mala fortuna quien sentenció su participación en la Guerra. Buscó ir para honrar sus valores y, según él entendía, defender al país.
No fue el único dorreguense en ir a Malvinas y, aunque tal vez no logró encontrarse con su coterráneo Rubén Álvarez, las autoridades de la ciudad aseguraron su cruce: al 900 de Cisneros y al 300 de Álvarez, en las calles que hoy llevan sus nombres. Y en lo que fue ”La cancha del monte”, se construyó la Plaza Malvinas, donde Omar Santiago Cisneros vive para siempre.