UNA VIDA DE AMORES

Por: Leandro Gambino.

Rubén de Rosa, o más conocido como el “Patito Matemático” por sus problemas con los números. Vivía en el barrio San José que pertenece al municipio de Almirante Brown. En Lomas de Zamora también pasaba otra faceta de su vida, tenía a su novia que lo amaba con locura y que lo esperaba para contraer matrimonio a la vuelta de la guerra.

“Así como los barrios porteños te vieron jugar desde pequeño, acá te vimos salir de franco, esos francos que conseguías con gran esfuerzo, lo cual nos lleva a pensar muchas veces que tenías una fiesta en la cual te esperaba tu chica. Pero en realidad, tu interés en salir era para arreglar tu tan querida bicicleta”.  Con esas palabras lo despidieron sus compañeros de camada.

Tenía un objetivo claro cuando volviera de la guerra: terminar la casa que estaba construyendo junto a su novia. Poder disfrutar, después de tanto esfuerzo, su nidito de amor para compartir el resto de la vida con ella.

“Era un excelente pibe, muy cariñoso con toda su familia. Muchas veces nos rajábamos del trabajo para venir a casa a tomar mates”, cuenta Mario, quien no sabía que sería la última persona que lo vería antes de su fatídico final.

Rolando, compañero de De Rosa, lo recuerda: “Yo lo conocí en el año 1978 cuando tuvimos el problema con Chile en Río Grande por cinco meses. Ya en 1982 convivimos en el Crucero Belgrano con diferentes rangos. Como jefe era buenísimo y muy buena persona, se lo sintió mucho cuando falleció”. Y se lo sigue sintiendo, cuando se lo piensa atravesado por sus cuatro grandes amores: su novia, su carrera, las matemáticas y claro, su bicicleta.