Solidario, de principio a fin

Por: Marina Kempner.

Tenía 16 años cuando al terminar tercer año de la escuela técnica comenzó a trabajar en la fábrica Somisa. Con su sueldo quincenal compraba mercadería para regalar a personas con menos recursos en Villa Cavalli. Elba García, su madre, lo define: “Era una persona especial, muy cariñosa. Tenía esa ilusión de vida, ayudar al otro”.

“Chiche”, como lo llamaban sus seres queridos, nació el 15 de agosto de 1962 en Rosario. Vivió en Campos de los Andes, Mendoza, hasta sus ocho años, cuando se mudó a San Nicolás. Vivía dentro del cuartel de esa ciudad ya que su padre era Suboficial del Ejército. Solía invitar a sus amigos del barrio a la pileta del Club de Suboficiales, al que solamente tenían acceso los familiares de militares.

A los 12 años conoció a su amigo Sergio Domínguez, con quien compartió la escuela nocturna y el servicio militar en la Marina. Recuerda a “Chiche” como “soñador y aventurero”.

Como su padre era militar, Soriano podría haber recibido el beneficio de quedarse en San Nicolás, pero decidió hacer la “colimba”.

El 11 de abril de 1982, Soriano llamó a su madre y le comunicó: “Mamá, vamos a la Guerra”. El 2 de mayo, el crucero ARA General Belgrano volvía de descargar armamentos y comida en Malvinas cuando sufrió el primer misil en la parte trasera y un segundo impacto en la proa. Sotelo se podría haber salvado ya que lo habían relevado al terminar su guardia, pero se quedó para ayudar a sus compañeros.

A las tres de la tarde, hora en la que se hundía el crucero, la madre vio la imagen de su hijo vestido de blanco y descalzo: “’¡Chiche! Viniste, qué suerte’, cuando fui a abrazarlo, desapareció. Ahí empecé a los gritos, decía ‘algo le está pasando a Chiche’”, relata su mamá. Días después recibieron una carta en la que les informaban que Soriano estaba desaparecido. Elba llamó reiteradas veces exigiendo respuestas, hasta que le pidieron que no se comunicara más porque no iban a seguir buscando sobrevivientes. “¿Usted sabe con quién está hablando? soy la madre de Soriano”, espetó. Le cortaron el teléfono y nunca más tuvo noticias de su hijo.